
Dice el doctor. Pérez León que la salud sería un estado de bienestar tato físico como psíquico y social. Para conseguir ese estado, el organismo necesita una química y esa química la obtenemos a través de los alimentos. Sabemos que todo lo que comemos, todo lo que bebemos, tiene un efecto químico directo en el organismo. Ya lo decía Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”. Debemos elegir el mejor medicamento, el mejor alimento, para que nuestro cerebro, nuestro hígado, nuestro corazón, nuestros músculos funcionen correctamente. Y eso colabora a mantener un estado óptimo de salud.
Hay que partir de la base de que no hay enfermedades si no enfermos. Hay muchísimos síntomas que suelen tener un origen común. Se puede decir que la raíz de la mayoría de los males está en el intestino y el hígado. Y ¿qué es lo que hace que el intestino no funcione bien?
Todo lo que comemos y bebemos, lo que ingerimos tiene un efecto químico directo sobre el intestino y esta perturbación intestinal puede afectar al hígado, el hígado al tiroides, y así a toda una serie de cadenas importantes, cuya raíz está en el intestino. El intestino ocupa unos 400 metros cuadrados y en esta superficie viven y conviven con nosotros del orden de un kilo a kilo y medio de bacterias. En la actualidad se sabe que este kilo y medio de bacterias se comporta prácticamente como un órgano, peo también sabemos más cosas: sabemos que el 80% del sistema inmunitario está en el intestino, lo que denominamos placas de Peyer, que son unas estructuras que están implicadas en el reconocimiento de todo lo que entra a nivel intestinal. En la actualidad estamos padeciendo muchísimas enfermedades de naturaleza autoinmune. Sin embargo, la medicina está ciega, no saben localizar de donde vienen, aunque la base principal es esa alteración de la permeabilidad intestinal que afecta a las placas de Peyer, produciendo estos fenómenos autoinmunes.