Adaptación al cambio permanente – Luz Ángela Gómez de Marroquín y colaboradores –
La alteración del sueño en los mayores es uno de los factores que angustian en las etapas de la tercera edad. Frecuente en el cuadro clínico de la depresión propia de la ancianidad, que no es consecuencia de insomnio si no este de la depresión. Sin embargo en los mayores es normal la disminución del sueño pues este, sufre una alteración del ritmo con el aumento de la edad. Esto indica que el insomnio se puede atribuir bien a un proceso normal o bien a uno patológico como es la depresión, aun cuando la simple tensión emocional puede alterar el ritmo del sueño.
En cuanto al aspecto ambiental hay que tener en cuenta que la temperatura influye en la calidad del sueño, por eso sobre todo en invierno tanto el frio como el exceso de calefacción pueden producir alteraciones que conseguirían que el sueño fuera más superficial y por lo tanto menos reparador.
El sueño se considera como el periodo de descanso y realimentación psíquica alterno con la vigilia, que es el estado de alerta o estado de consciencia pleno, como ya dijimos, Así mismo el sueño con sus distintos estados o clases, forma con la anterior un ritmo normal en cada persona. La alteración o trastorno del sueño, que se representa por la disminución de las horas de sueño, interrupciones, retardo en la hora de dormir o el temprano despertar, significan una alteración en el patrón individual del sueño, en ocasiones prolongado durante meses, con desordenes que fluctúan entre el día y la noche o bien conducentes a dormir a cualquier hora, Además de las recomendaciones y tratamiento médico, ha dado excelente resultado el enseñar simultáneamente a las personas de la tercera edad la relajación consciente, reforzar la confianza en sí mismo; utilizando la función respiratoria a plenitud para facilitar el sueño tranquilo y reparador, cuyo ritmo se altera con tanta facilidad.