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Enfermedades comunes para nuestros mayores en otoño

Enfermedades comunes para nuestros mayores en otoño

Así como en un post anterior os hablamos del peligro de los golpes de calor veraniegos, especialmente para los ancianos y niños, con la llegada del otoño y los cambios de temperatura que ello implica también debemos tener en cuenta las enfermedades comunes de esta época del año, para poder prevenirlas en la medida de lo posible.

En realidad todos estamos expuestos a sufrir cualquiera de estas enfermedades, pero es cierto que la salud de nuestros mayores puede resentirse más, y que las consecuencias de esa afección les impacten en mayor medida.

¿Cuáles son las enfermedades comunes en otoño para la tercera edad?

Como decíamos, otoño es una estación que trae consigo factores determinantes para el desencadenamiento de enfermedades comunes. Algunos de ellos son:

  • Temperaturas más bajas
  • Aumento de la humedad
  • Lluvia o viento

Todo esto, unido al hecho de tener que retomar rutinas, implica que nuestro sistema inmunológico se resienta, lo que deriva en una mayor exposición a caer enfermos.

Gripe y resfriados

La gripe y los resfriados representan dos de las enfermedades comunes del otoño por excelencia. Para prevenirlas, te aconsejamos ventilar la casa, evitar cambios bruscos de temperatura, tener una buena rutina de higiene y mantener una alimentación equilibrada rica en vegetales, proteínas y grasas saludables. Otro remedio para reducir las posibilidades de contagio o los síntomas es poner la vacuna de la gripe y neumococo.

Neumonía y bronquitis

Prevenir la gripe y los resfriados comunes es importante. Si no se tratan adecuadamente pueden derivar en otras enfermedades más graves, como la neumonía o la bronquitis.

Son infecciones bacterianas que afectan al tracto respiratorio, y realmente pueden volverse complejas si no se estudia el caso del paciente con detalle, sobre todo la neumonía.

Una forma efectiva de prevenirlas es monitorizar constantemente a los ancianos que padecen gripe, para controlar su evolución y asegurarnos de que no empeoran sus síntomas y el tratamiento que se está aplicando es eficaz.

Dermatitis atópica

Si bien es cierto que esta enfermedad inflamatoria de la piel es muy habitual en cualquier época del año, su sensible reacción ante los cambios de temperaturas hace que se manifieste en primavera y otoño con especial intensidad.  Además, el estrés y las emociones pueden influir en su aparición y la agudeza del brote, por lo que la llegada de estos meses que implican retomar rutinas, etc., también puede acelerar su aparición.

Para controlarla se debe cuidar la piel y combinar cremas que aporten hidratación con tratamiento médico.

Asma o fatiga respiratoria

El otoño es una época propensa para las manifestaciones de los cuadros asmáticos. Esto se debe a los cambios de temperaturas y humedad propios de estos meses, que provocan que las vías aéreas se vuelvan más sensibles.

Si se padece asma, lo mejor para prevenir un cuadro agudo es anticiparnos y aplicar el tratamiento preventivo correspondiente para el caso personal de cada uno.

Reuma, artritis o artrosis

Una de las enfermedades comunes que más afectan a las personas mayores, y que da la sensación de que se agudizan durante el otoño.

Lo que sucede es que, como consecuencia de las bajas temperaturas y el aumento de la humedad, los síntomas dolorosos de este tipo de enfermedades se potencian.

Para tratar los casos de reuma en ancianos, lo mejor es realizar ejercicios de movilidad y llevar un tratamiento recomendado por un especialista.

Falta de vitamina D

Se insiste mucho en la necesidad de llevar una alimentación variada y saludable para tener una correcta ingesta de las vitaminas y nutrientes necesarios. Es importante mantenerlo durante todo el año, pero hay temporadas concretas en las que se debe aumentar el consumo de alguna vitamina en específico.

En el caso del otoño, debido a la climatología, las horas de luz solar se reducen, y esta falta de exposición a la luz del sol provoca que la producción de la vitamina D disminuya. A su vez, la falta de esta vitamina puede implicar problemas anímicos, inmunitarios, etc.

Para poner remedio a esto, lo fundamental es intentar exponernos al sol en la medida de lo posible y tomar alimentos que nos ayuden a introducir esta vitamina, que podemos encontrarla en grasas animales, aguacates o huevos, entre otros.

Ansiedad o depresión

Así como comentábamos los cambios en el clima, no debemos olvidarnos del factor emocional y psicológico, que también juega un papel muy importante en la salud de la tercera edad. En otoño, los días son más cortos porque oscurece antes y las relaciones sociales se suelen reducir, y esto puede repercutir en el estado anímico y emocional de las personas. Es frecuente que genere apatía, menos ganas de hacer cosas, como salir a la calle o tener mayor actividad física. El principal inconveniente de estas enfermedades es que, si no se reconducen, pueden agravarse o volverse crónicas.

Para evitar que esto ocurra, es ideal pasar tiempo con nuestros mayores, practicar aficiones, deporte o ejercicios que impliquen movilidad o simplemente charlar con ellos para que se sientan escuchados y acompañados.

Recuerda que la prioridad debe ser preservar la salud de los ancianos de la mejor manera posible para impedir que se vean afectados por todas estas enfermedades comunes otoñales. En Ángeles Custodios puedes encontrar la ayuda que necesitas para encargarte de su cuidado y protección con las mejores garantías.

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