Se entiende por estética la confluencia de factores que se armonizan para dar como resultado belleza física y de sentimientos en todo ser humano. Veamos una de las técnicas que nos conduce a lograr belleza, estética y la armonía personal con la consciencia.
Entendamos como consciencia una fuerza a la vez psíquica y física que integra todas las estructuras corporales y mentales del ser humano y constituye una reeducación con refuerzo de la personalidad para adaptarse a los cambios cotidianos
Así pues la consciencia tiene un vehículo para manifestarse y relacionarse con el mundo exterior que es el cuerpo y la mente que se aloja en él. Evoluciona de acuerdo a muchos factores tanto internos como externos, pero que conjuga respuestas del medio interior mediante el organismo y sus muchas manifestaciones. Así que cuando se altera uno se afecta el otro.
Ante un susto (estímulo) la reacción de la mente es activar procesos bioquímicos internos por lo que entran en acción glándulas, sistemas y mecanismos que dan respuestas corporales tales como el sudor, temblor, contracción muscular, tensión, las que en cualquier caso son alteraciones orgánicas que deterioran el aspecto general.
El estado del YO o el MI de que tanto hablamos Yo pienso en … Mi problema es… Mi capacidad para… no existirían sin su hábitat, el cuerpo. Si este se deteriora y enferma, no hay armonía del Yo, se maltrata, deteriora su hábitat (órganos y sistemas) con las naturales consecuencias, de mala presentación exterior, tales como contracciones musculares que estropean la piel, actitudes inseguras por carencia de armonía corporo-mental. Situaciones que atentan contra la belleza corporal y espiritual momentánea o permanentemente.
Ester Vilar dice de la belleza:
“…Desde que escondemos nuestra edad como una enfermedad detrás de pinturas y colores estridentes, nuestra belleza también se ha ido. La belleza de los cabellos grises, de la piel marchita, de los ojos llenos de saber, de los movimientos reposados, de los tonos bajos de voz, de los gestos discretos, de los colores amortiguados. El otoño es bello. A nadie le agradaría que en esta estación del año apareciesen flores en los prados, brotases retoños en los árboles y que las hojas conservaran su verdor, porque esto lo estropearía todo. El otoño de un ser humano podría ser igualmente bello. Si no intentásemos, bajo vuestra guía, hacer de él chapuceramente un verano, o incluso una primavera”
